jueves, 4 de marzo de 2010

DIOS AUN HABLA CON LAS PERSONAS


Un joven de vida espiritual fue a una reunión de estudio de la Biblia en la residencia de un matrimonio amigo. Era noche de jueves. El matrimonio dividió el estudio entre oír a Dios y obedecer la palabra del Señor.
El joven no podía dejar de querer saber si “Dios aun habla con las personas”. Después del estudio, el salió para tomar un café con los amigos que estaban en la reunión familiar, y discutían un poco más sobre el mensaje de esa noche. De formas diversas ellos hablaban cómo Dios había conducido sus vidas de maneras tan diferentes.
Eran aproximadamente las 22 horas cuando el joven se despidió de sus amigos y comenzó a dirigirse a su casa. Sentado en su automóvil, comenzó a pedir: “Dios, si aún hablas con las personas, habla conmigo. Yo te escucharé. Haré todo para obedecerte”
Mientras conducía por la avenida principal de la ciudad, tuvo un pensamiento muy extraño, como si una voz hablase dentro de su cabeza: “Para y compra un litro de leche”.
El movió su cabeza y dijo en alto: “Dios, ¿eres tú, Señor?”. No obtuvo respuesta y continuó dirigiéndose para su casa. Sin embargo, nuevamente, surgió el pensamiento: “Compra un litro de leche”.
El joven pensó en el pasaje de la Biblia que habla de Samuel y cómo él no reconoció la voz de Dios, y cómo Dios habló con Samuel. ¡Muy bien, Dios! En caso de ser el Señor, voy a comprar la leche. Esto no parece ser una prueba de obediencia muy difícil. Total, uno podrá también usar la leche.
Así que paró, compró la leche y reinició su camino a casa. Cuando pasaba por la séptima avenida, nuevamente sintió un pedido: “Gira en aquella calle”.
Esto es una locura, pensó y pasó de largo el retorno. Nuevamente sintió que debería haber girado en la séptima avenida. En el siguiente retorno, el giró y se dirigió por la séptima avenida.
Medio bromeando, dijo en voz alta: “Muy bien, Dios. Lo haré”.

Siguió avanzando por algunas cuadras cuando de repente sintió que debía parar. Se detuvo y miró a su alrededor. Era un área mixta comercial y residencial. No era la mejor área, más también no era la peor de la vecindad. Los establecimientos estaban cerrados y la mayoría de las casas estaban a oscuras, como si las personas ya se hubiesen ido a dormir, excepto una del otro lado de la calle y que estaba cerca. Nuevamente, sintió algo, “Ve y dale la leche a las personas que están en aquella casa del otro lado de la calle”.
El joven miró la casa. Comenzó a abrir la puerta del coche, pero se volvió a sentar. “¡Señor, esto es una locura! ¿Cómo puedo ir a una casa extraña en medio de la noche?”.
Una vez más, sintió que debería ir a dar la leche. Finalmente, abrió la puerta,”Muy bien, Dios, si eres el Señor, iré y entregaré la leche a aquellas personas. Si el Señor quiere que yo parezca un loco, muy bien. Yo quiero ser obediente. Pienso que esto va a contar para algo; sin embargo, si ellos no responden inmediatamente, me iré en el mismo acto.”
Atravesó la calle y toco la campanilla. Pudo oír un barullo viniendo desde dentro, parecido al llanto de una criatura. La voz de un hombre sonó alto:
- ¿Quien está ahí? ¿Que quiere?.
La puerta se abrió antes que el joven pudiese huir. De pie, estaba un hombre vestido de jeans y camiseta. Tenía un olor extraño y no parecía feliz de ver a un desconocido de pie en su solera.
- ¿Que pasa?

El joven le entrego la botella de leche.
- Compré esto para ustedes.
El hombre tomó la leche y corrió adentro hablando alto. Después, una mujer pasó por el corredor cargando la leche en dirección a la cocina. El hombre la seguía, sosteniendo en brazos una criatura que lloraba. Lagrimas corrían por el rostro del hombre y luego comenzó a hablar, medio sollozando:
- Nosotros oramos. Tenemos muchas cuentas que pagar este mes y nuestro dinero se había acabado. No teníamos más leche para nuestro bebe. Apenas oré le pedí a Dios que me mostrase una manera de conseguir leche.
Su esposa gritó desde la cocina:
- Pedí a Dios que me mandara un ángel con un poco… ¿Ud. es un ángel?

El joven tomó su cartera y sacó todo el dinero que había en ella y lo colocó en las manos del hombre. Se dio media vuelta y se fue a su vehículo, mientras las lágrimas corrían por sus mejillas. El experimentó que Dios, todavía responde los pedidos de los justos.

MAS QUE UNA MAMÀ

A una mujer de nombre Emily, al renovar su licencia de conducir en la Oficina de Tránsito, se le pidió que anotase su ocupación. Ella dudó, no estando segura de cómo clasificarse. Lo que quiero decir es, explicó el oficial, tiene Ud. un empleo?
Por supuesto que tengo un empleo, ripostó Emily. Soy una mamá.
No listamos mamá como una ocupación, pero ama de casa la cubre, dijo el oficial de manera enfática.
Me olvidé por completo de su anécdota hasta que un día me hallé en la misma situación, esta vez en nuestro propio municipio. La oficinista era obviamente una mujer de carrera, sobria, eficiente y poseída de un título extrambótico como Interrogadora Oficial o Inscriptora Municipal.
¿A qué se dedica? preguntó.
Qué me hizo decirlo, no lo sé pero las palabras simplemente me salieron. Soy una Asociada de Investigaciones en el área de Desarrollo Infantil y Relaciones Humanas.
La oficinista hizo una pausa, con su bolígrafo congelado en el aire, y levantó la mirada como si no hubiese oído bien. Repetí el título lentamente, enfatizando las palabras más significativas. Entonces observé asombrada cómo mi afirmación era escrita en tinta negra en el formulario oficial.
¿Pudiera preguntarle, dijo la oficinista con renovado interés, exactamente qué hace Ud. en su campo?
Fríamente, sin trazas de duda en mi voz, me escuché a mí misma contestar: Tengo un programa continuo de investigación (las mamás lo tienen), en el laboratorio y en el campo (normalmente hubiera dicho en interiores y exteriores). Trabajo en mi maestría (toda la bendita familia) y ya he logrado cuatro créditos (todas hijas). Por supuesto, el empleo es uno de los más demandantes en humanidades (¿pudiera alguna madre no estar de acuerdo?) y a menudo laboro 14 horas al día (en realidad, 24 es más real). Pero el empleo es más desafiante que la mayoría de las demás carreras y las recompensas son más satisfactorias que el sólo dinero.
Hubo una nota de respeto creciente en la voz de la oficinista mientras completaba el formulario, se puso en pie y personalmente me pasó por la puerta.
Al estacionarme en mi garaje, animada por mi nueva y glamorosa carrera, fui recibida por mis tres asistentes de laboratorio –con edades de 13, 7 y 3. En la planta alta podía oír a nuestro nuevo modelo experimental (un bebé de 6 meses), en el programa de desarrollo infantil, probando nuestro nuevo patrón vocal.
¡Me sentí victoriosa! ¡Había logrado un gol contra la burocracia! Y había ingresado a los registros oficiales como alguien más distinguido e indispensable a la humanidad que sólo otra mamá.
Ser madre!! ¡qué gloriosa carrera! Especialmente cuando hay un título en la puerta.
¿Convierte esto a las abuelas en Asociadas Mayores de Investigaciones en el área de Desarrollo Infantil y Relaciones Humanas y a las bisabuelas en Asociadas Mayores Ejecutivas de Investigación? ¡Así lo creo! También creo que eso convierte a las tías en Asistentes de las Asociadas de Investigaciones.
Autor Desconocido
Así es…muchas veces lo que se hace en casa no se valora, mientras que los títulos afuera si son aplaudidos. Sin embargo, no importa, si eres madre, eres uno de los más grandes títulos que existen, porque estas edificando generaciones futuras.
Mujer ejemplar, ¿dónde se hallará? ¡Es más valiosa que las piedras preciosas! Su esposo confía plenamente en ella y no necesita de ganancias mal habidas. Ella le es fuente de bien, no de mal, todos los días de su vida. Anda en busca de lana y de lino y gustosa trabaja con sus manos. Proverbios 31:10-13

ME GOZO AL SABER QUE EN EL ESTOY COMPLETO


“Y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad” Col 2:10
A pesar de mis pecados, El Señor es capaz de acercarse a mí porque él me ve completo en Cristo.  No es algo teológico pero es algo real y vivencial.  Su obra en el calvario no fue escaza, sino total.  Y él ahora me ve completo en Cristo.  Porque él me ve completo  es que me estimula a una relación más profunda con él y esto hoy me hace reflexionar que muy a menudo yo fallo en mis relaciones interpersonales porque yo veo a la gente como ellos son y no como son en Cristo, porque si los viera como ya son en Cristo, los vería completos.
Muchas veces me he preguntado porque Dios me ama y me trata como si nunca yo le hubiera fallado, pero mi corazón descansa cuando reflexiona que la razón es que el me ve como un producto terminado en Cristo y no como algo a medio hacer.  Fácilmente yo olvido estas verdades y cuando las olvido me siento tentado a mirar mi lado humano y me quedo mirando y mirando y mientras más miro menos cambio, pero cuando miro lo que Dios ya ha estado haciendo descubro que más y más cambio.